domingo, 15 de junio de 2014

Malos hábitos de nuestra vida cotidiana

Muchas veces nos preguntamos que es un mal hábito, al igual que reflexionamos sobre si nosotros los tenemos. Para ayudar a identificarlos, hemos recogido en este artículo los más comunes, con el fin de que intentemos rectificarlos: 
  • No desayunar:  Muchas veces cuando nos levantamos por la mañana miramos el reloj y nos damos cuenta de que solo faltan quince minutos para que empiece el instituto o la jornada laboral. Entonces tomamos una decisión muy perjudicial para la salud: no desayunar. Esto hace que el nivel de azúcar en la sangre de estas personas disminuya, por lo que no llegan suficientes nutrientes al cerebro y este empieza a degenerarse. 


  • Comer de más: Lo normal es que cuando nos vamos de vacaciones y nos vemos ante un buffet libre empecemos a coger de todo hasta llenarnos el plato. Sin embargo, en la mayoría de ocasiones acabamos llenos y nos dejamos parte de la comida. Comer de más causa el endurecimiento de las arterias del cerebro, causando baja capacidad cerebral.


  • Fumar o drogarse: Estamos hartos de que nos digan lo perjudicial para la salud que es fumar o consumir drogas. Pero esto tiene fundamento, ya que estas sustancias nocivas disminuyen el tamaño del cerebro y pueden provocar enfermedades que hoy en día son muy difíciles de curar o directamente no tienen cura, como el cáncer.


  • No dejar descansar el estómago: La gente que pica entre horas no es consciente del mal que le hace a su cuerpo. Después de cada comida hay que esperar 5 horas para volver a ingerir alimentos, ya que no podemos pensar bien si picoteamos entre horas.




  • Cuidado excesivo del cuerpo: Al igual que no es bueno comer demasiado, tampoco lo es comer poco. Todo esto genera enfermedades tales como la anorexia (falta de apetito, y por lo tanto, delgadez extrema) o bulimia (comer demasiado en periodos muy cortos y después vomitarlo)


  • Consumir altas cantidades de azúcar: Al ir al cine, la cantidad mínima de refresco que nos ofrecen es de medio litro. Parece poco, pero ese medio litro contiene muchísima azúcar que interrumpe la absorción de proteínas y nutrientes, que además interfiere en el desarrollo del cerebro.


  •  Respirar aire contaminado: En nuestra sociedad actual, es casi imposible no respirarlo, sobre todo si vivimos en ciudades. Inhalar el aire de las ciudades disminuye la cantidad de oxígeno que llega al cerebro, ocasionando una menor eficiencia cerebral.


  •  Dormir poco: Nos sorprenderíamos de la cantidad de personas que duermen pocas horas si recogiéramos datos. Al no dormir lo suficiente, se acelera la pérdida de células en el cerebro.


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